jueves, 9 de septiembre de 2010

La reina de la oscuridad.

El silencio no hace más que cambiar unas horas por otras, transformarlas en tempestuosas humosidades. Eso me hace ver lo real y verídico que es tu reinado, y el grave error de suponer de la mujer una frágil irrealidad.
La reina de la oscuridad exhala amor de insecto para bajar a los infiernos. Provocar ganas de matar, tan solo por pensarla sagradamente excitada. Desvelo de pesadillescas femenidades latiendo con todo su añorante pudor oloroso. Desvelo por el poder de sentir la gloria de atraer a su propia sustancia asquerosamente rica, hasta mis ojos, para colmar el nadificante sosiego en satisfacción.
Tenerte tan silenciosamente cerca y no poder aferrarme a tu distancia. Me hace sentir un frustrante bufón. Mi reina, por callar y que ni las palabras provoquen la ansiada unificación de todo el calor, y la angustia erótica que nos rodea.
Sos la reina por querer encubrirte de noche, y seguir buscando alegría en lo profundo de cualquier deseo. Por el placer sagrado de meter la mano donde ya no se puede ver, y engullir sin piedad la cosa más oscura.
Sentiré ser tu bufón por creer que nada cambiará a la ingenuidad, y no aspirar más que a ser feliz será mi condena, un constante vagabundear del deseo, entregado particularmente a los de la sensualidad, dejo que mastiquen mi cerebro. Cruzaré toda la noche hasta sentir desorden en el cuerpo, por seguir vampiros de fiestas, a la mañana gatearé hasta la ventana más próxima, y contemplaré las marcas con la mirada de un espejo roto. Y solo me preguntaré ¿para que sirvió? Su reinado es de humosidades tempestuosas. Concluyo en creer tener un escudo en el espíritu, para que me resguarde de lo venoso que es el amor a un insecto.
Ya nada es real, otra vez me equivoqué.
La reina de la oscuridad, buscará en el centro de la nada, profundos escondrijos.
Distraída por vicios obtendrá el fruto del desvío, y lanzará al divertido desequilibrio, hasta desaparecer su mundo.
Porque es el diablo lo que ella buscar amar, por la sola razón de ser el infierno lo que revelan sus ojos.

Eterna reina de la oscuridad que me atrae a su arañil trono. El diablo ya le pertenece.

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