viernes, 3 de septiembre de 2010

Laura, la primera.

La vista era inocua, casi inapresiable, la calle era demasiado angosta, y las edificaciones de enfrente lo suficientemente altas para no dejar apreciar el cielo, desde ese tercer piso la noche estaba deshabitada, y las calles de aquella estación ferroviaria regadas de papeles y colillas húmedas.
Era temprano para que el show comenzase, el lugar todavía aparentaba ser amplio, y la ventana me enseñaba a una de esas criaturas del sexo opuesto, no la distinguía con demasiada nitidez, pero sabía que era perfecta. La vi chiquita desde arriba y la contemplé un buen rato, de pronto, de donde estaba se movió y desapareció.
Me aburrí de esperarla, giré sobre un talón, y ya había mucha más gente de la que pude haber imaginado. Recorrí el lugar, fui al baño, volví a la ventana e insistí haciendo fuerza con los ojos para que volviera a aparecer, por más que ya no me extasiase ningún atrayente panorama.
La basura de la estación ferroviaria crecía como la noche, y volaba pestilente, empobreciendo algunas almas, alimentando a otras, para no sentirse ridículas mocedades hendiendo aquel submundista ambiente, centro de malogradas inspiraciones, enseñándonos que para ser artista hay que estar loco... caminé entre deidades femeninas, traspasando alucinadas ilusiones, y demás femenidades que ni por salvarme de pesadillas las tocaría con un palo.
Caminé sabiendo que detras mío brillaba la esclavitud del callado.
Mi amigo, con el que había ido, se encontraba tirado, sudoroso, tarareando canciones aguijoneantes, que servían para calmar a barbaries alcoholicas dentro del cuerpo. Fui a la barra por más alcohol, y al volver, lo vi hablando con un par de aquellas almejas que harían cualquier cosa por ser reinas en un mar simiente. Una de ellas no era otra que la chica que había visto desde la ventana. Actué de manera que no me caracterizaba, por suerte, con copa de plástico y sonriente, rápidamente fue como si todo hubiese estado predestinado, mi amigo con la más gorilona, y yo con ella.
Esto ocurrió hace unos cuantos años, y por supuesto, no recuerdo más detalles ni temas de conversación.

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