martes, 17 de agosto de 2010

En el dulce fuego.


Como a un gorrión por la lluvia de era mañana, me duele querer permanecer a tu lado simplemente para demostrarte mi sinceridad, callar para que creas que digo la verdad y además como un gorrión descariñado por la lluvia de esta mañana, me hundo en el colchón hasta que quede mi imagen en él. Suena inmenso pero no hay nadie más que yo en este lugar, y como un animal al que no la percibe, a la oscuridad no le temo.
El sol está llorando, porque develar el secreto que en otras épocas fue tabú, es verdad. Los sueños como trapos se dehilan, y me siento adulto porque ya no me escondo más.
Laberinto.
Cuerpo.
Llora.
Despierto.
Soplo.
Agujas.
Viento.
Ojos.
Desvaneciendo.
Volví a escuchar radios de casas vecinas, a pájaros de lejos sin poder diferenciar a sus alegrías de tristezas. Al atardecer la luz natural, cayó sobre las paredes hechas de ladrillos, y te vi al aire las piernas.
Todo el desamor que pueda sentir lejos está, por más que me desamore todo lo que hagas. Las flores de lejos son luces a las que podemos soplar como a velitas de tortas.
Fantasía de limón, tengo el corazón partido y estoy loco por decir: te amo.
Como un gorrión descarnado por la lluvia de esta mañana, sin darte cuenta quedaste toda la noche acurrucada en un rincón de la cama. Noche de licor.
Y hoy recuerdo que hablabas para no llorar, que reías para no besarme en el dulce fuego de la angustia.
Por un momento creí que se me caía la cabeza, no, digo la puerta. Fantasía de limón, mi alma pesa.

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